18/11/09

ENGRASANDO MOTORES

El dicho «Con la edad o te atocinas o te amojamas...» no podría ser más cierto. Yo estoy en el primer caso y las lorzas aparecen que es un primor. ¿El motivo? uno de tantos... pero ahora tengo excusa.


Estoy lesionada pero aún así me corroe la ansiedad de liberar adrenalina. Por si fuera poco, las mollejas han surgido como por generación espontánea. Bueno, espontánea no es que sea, que la Nutella ayuda lo suyo.


Y es que cuando presumes de algo algún angelito te debería hacer recapacitar y decirte “Chata, calladita estás más guapa”. Eso me pasa porque siempre he presumido de mi flexibilidad, mi buen tono muscular y que nunca me lesiono... ingenua...


Hasta que el otro día se me ocurrió optimizar mi entrenamiento para ganar potencia muscular en las piernas; y fue entonces, en mi gimnasio cutre, rodeada de cachitas hiper-contracturados, cuando por no oírlos más le puse otros 8 kilitos en la máquina (y por suerte mi ego no fue tan fuerte como para plantarme el peso que cansinamente me aconsejaban). El resultado fue sobrecarga y fatiga muscular.


Para finalizar se me ocurrió estirar (como cada día). Hasta ahí bien si no se me hubiese antojado demostrar mis mejores dotes físicas con semejante soltura y sin tener en cuenta que tal movimiento brusco no podría ser bueno.


Con la pierna en alto en una pose visualmente dolorosa de por sí sentí el ruido de un desgarre. Lo primero que pensé fue que por favor, ese chasquido no proviniese de mis pantalones, entonces encarados hacia todos esos testosterónicos. Al momento cambié de idea y pensé que mejor fuesen mis pantalones porque ese ruido y el consecuente dolor no podían presagiar nada bueno.



Ya que tenía la pierna estratosféricamente alta en la espaldera, decidí que lo peor ya había pasado y acabé el movimiento, puesto que mis abductores parecían intactos y bien tenía que salir airosa de semejante bochorno. 


Y cierto que no me dolía en esa posición comparado con el hachazo inicial. Entonces intenté bajar la pierna con sublime elegancia y me largué cojeando a punto de estallar a llorar por el dolor; eso sí, tras comprobar con una mano en el culete que las costuras del pantalón seguían intactas.


La prepotencia me ha costado abandonar mi entreno en el plafón. Por supuesto después de comprobar que no he podido hacer ni un solo bloque, y bien sabe una que lo he intentado.


También he desestimado la idea de correr, pero sigo haciendo spinning aunque con menor intensidad. Ahora, que la natación parece que me va hasta bien (excepto la modalidad de braza que evito). 


Y la escalada?... bueno, de la escalada qué os podría decir... Pues nada, que mientras me arrastre allí estaré. Eso sí, con eficiencia más bien nula. Pero como siempre digo, si estoy buena para ir a currar (o para correr tras el tren) también lo estoy para escalar...


Esta semana (2ª) el dolor persiste, así que es la última que gana la tozudez. Si no funciona, muy a mi pesar tendré que hacer reposo absoluto.


Así que mientras intento superar el desgarre muscular estoy espachurrada en la silla ante el PC mientras engraso fervientemente mis motores picoteando algo con una birra.




1 comentari:

  1. ummm pero posa'l igualment el toston xDDDD
    a mes tens fotos q nosaltres no tenim! :)

    ResponElimina

Últims comentaris

Potser no els veiem però estan entre nosaltres

VIDEOS

Minut 3:11